Normalmente, las personas que empiezan a tener pérdida de audición, al principio tardan en reconocerlo. Cambian ciertos hábitos, pierden con facilidad el hilo en las conversaciones y tienden a preguntar varias veces lo que ya se ha dicho. A veces, notan ciertos pitidos en el oído, o escuchan efectos de eco, aunque no todo el mundo. Si la pérdida prosigue, tienden a volverse menos comunicativos y a evitar exposiciones a ambientes con muchos tipos de ruidos, donde la escucha se complica incluso más.